La joven de 23 años, Brenda L., murió en una clínica de adicciones en Ambato, por la que su madre pagaba USD 600 al mes.
"A Brenda la mataron, estaba agonizando frente a nosotros, y no pudimos hacer nada porque no nos dejaron", dijo Diana, una de las amigas de una joven de Riobamba (Chimborazo), que murió en el interior de una clínica privada para tratar adiciones.
El hecho, que ha conmocionado a la población de Chimborazo y de Tungurahua, ocurrió en un centro privado ubicado en Laquigo, Ambato, la noche del 4 de septiembre.
Según el testimonio de otros internos de la clínica, Brenda L., una joven madre de 23 años, ingirió alcohol artesanal de un emprendimiento de otra paciente del centro.
"Ella tomó para emborracharse y al ver la recaída, los doctores del centro la obligaron a arrodillarse en el sol, la patearon y la hicieron comer en el piso", contó Diana, al medio online Riobamba Digital.
Dos días pasó Brenda L. debilitada por la intoxicación de alcohol y sin recibir ayuda médica, señaló la madre de joven, Alejandra Noboa.
La mujer también asegura que su hija fue maltratada y abusada físicamente, luego de que los directores del centro notaron la recaída.
"Ella tenía previsto salir el 19 de septiembre", contó Noboa, quien pagaba USD 600 al mes por el tratamiento médico en esta clínica privada de adicciones.
La madre de Brenda L. agregó que espera los detalles de la autopsia legal para decidir las futuras acciones que tomará en contra del centro de rehabilitación.
A nivel nacional hay 49 centros de tratamiento de adicciones o CETAD, autorizados para funcionar por la Agencia de Aseguramiento de la Calidad de los Servicios de Salud.
Pero las irregularidades en estas clínicas son constantes, hay denuncias de maltrato, y de condiciones de hacinamiento.
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