Nayib Bukele, el joven, carismático y autoritario presidente de El Salvador, busca la reelección, pese a que la Constitución se lo prohíbe. Se une así a la lista de políticos que destruyen la institucionalidad con tal de quedarse en el poder.
Se presentó como un líder moderno, pero terminó siendo un presidente gritón que aplica el viejo manual de los déspotas latinoamericanos: se tomó el congreso, le metió la mano a la justicia, llenó las cárceles y militarizó al país, nos lo cuenta Jorge Ortiz en su nueva video columna.
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