Cuando en un arrebato un gobernante populista cerró la Base de Manta, los jefes de los grandes carteles internacionales del narcotráfico se frotaron las manos, llenos de entusiasmo, pues les había llegado la hora.
El vacío dejado por los carteles colombianos de Cali y de Medellín fue llenado muy pronto por los carteles mexicanos. La ruta del Pacífico para el tráfico de cocaína ganó relevancia, es un panorama complejo para Ecuador, pero hay que dar la batalla y la hora ha llegado.
Las opiniones expresadas por los columnistas de PRIMICIAS en este espacio reflejan el pensamiento de sus autores, pero no nuestra posición.
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