A bordo de una camioneta, siete policías bordean la desolada orilla del río Zarumilla, en la frontera entre Perú y Ecuador. Su objetivo es evitar el tráfico ilegal de personas y el contrabando de gas, combustible, armas y drogas.

Sin embargo, esta lucha da escasos frutos, pues según las autoridades de control peruanas, los avances que los efectivos logran en el día se evaporan por la noche.

Al patrullar por la frontera, los policías encuentran nuevos pasos clandestinos, que son usados por las bandas delictivas.