La región amazónica brasileña sufre los peores incendios forestales de los últimos años, causados en gran parte a la deforestación. En medio de la tragedia, el presidente Jair Bolsonaro insinuó que las ONG pueden estar detrás de este desastre ambiental.
Los datos son confusos, pero ni siquiera el mandatario brasileño Jair Bolsonaro pone en duda que la Amazonía sigue en llamas.
Según el Instituto Nacional de Pesquisas Espaciales (INPE), que contabiliza los incendios mediante imágenes de satélite, los focos de fuego en 2019 ya superan en un 83 % a los ocurridos en 2018.
Un campesino trata de apagar el fuego en la zona de Indaruba, municipio del Estado de Amazonas. Reuters
Imagen de la devastación causada por el incendio forestal en la zona de Novo Airao, muy cerca del Parque Nacional de Anavilhanas. Reuters
Imagen satelital de la NASA sobre los incendios forestales que han destruido 2.254 kilómetros cuadrados hasta julio en Brasil. EFE
Imagen aérea de la deforestación en la zona de Puerto Viejo, estado de Rondonia. Reuters
La extensión de los incendios forestales ha obligado a Brasil a decretar la emergencia en dos estados: Amazonas y Acre. Reuters
El Ministerio del Medio Ambiente ha atribuido la situación a una vasta sequía en las regiones norte y centro oeste de Brasil.
Pero las organizaciones defensoras de la Amazonía tienen otra opinión. Sostienen que las llamas son producto de la acción del hombre y, en particular, de hacendados dedicados a actividades agropecuarias y mineras.
Bolsonaro ha sugerido que ciertas ONG, que no identificó, podrían estar promoviendo los incendios con el objetivo político de arañar la imagen de su Gobierno.
Por otra parte, el efecto de los incendios ya ha llegado a Perú. Se trata “una capa fina de humo” que apareció en el cielo de la provincia amazónica de Tambopata.
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