Ecuador es el tercer país con mayor prevalencia de inseguridad alimentaria, solo detrás de Argentina y Perú, según un estudio publicado por la FAO.
"No siempre se vende, no siempre se come", dice la vendedora informal Eulalia García, quien sufre por la falta de acceso a alimentos, uno de los mayores problemas que deja el Covid-19 en Ecuador.
Un estudio de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) señala que la pandemia ha ocasionado que el 36,8% de los 18 millones de ecuatorianos tenga alguna dificultad para conseguir alimentos nutritivos.
Esto significa que 6,6 millones de personas enfrentan inseguridad alimentaria. De esta última cifra, 2,3 millones padecen inseguridad severa y 4,3 millones enfrentan inseguridad alimentaria moderada.
En el primer caso, la FAO explica que se trata de personas que pasan uno o varios días sin comer. Mientras que la inseguridad alimentaria moderada tiene relación con la falta eventual de alimentos por falta de dinero.
"Son personas que tienen incertidumbre acerca de la capacidad de obtener alimentos. Probablemente, se saltaron una comida en el día u ocasionalmente se quedan sin ellos", agrega el organismo.
Es el caso de García, quien vende fundas de basura en Conocoto, suroriente de Quito. Ella cuenta que a veces no come para que sus hijos "tengan un bocado y no se enfermen".
Agrega que hay días en los que el único alimento que prueban llega de manos de personas extrañas, como ocurrió la tarde del 21 de octubre de 2022.
Ese día, mientras García y sus hijos se encontraban en una de las calles más transitadas de Conocoto, una familia que pasaba por lugar les entregó un plato de comida a cada uno.
"Desde ayer en la noche que no comíamos nada, pero estoy feliz porque mis hijos hoy se llevan algo de comer", dice con una sonrisa.
Alimentos baratos y poco nutritivos
La FAO advierte que el principal problema que provoca la inseguridad alimentaria es que las personas, por saciar el hambre, acuden a alimentos baratos y poco nutritivos.
"El aumento de la obesidad y otras formas de malnutrición es, en parte, resultado de este fenómeno. Los alimentos muy elaborados e hipercalóricos, con alto contenido de grasas saturadas, azúcares y sal, son más baratos y fáciles de conseguir que las frutas y verduras frescas".
El organismo agrega que el estrés de vivir con un acceso incierto a alimentos y pasar períodos sin comer conlleva cambios fisiológicos, que pueden contribuir al sobrepeso y la obesidad.
"Los niños que se enfrentan al hambre, a la inseguridad alimentaria y a la desnutrición pueden tener un mayor riesgo de sobrepeso, obesidad y enfermedades crónicas como la diabetes", recuerda la FAO.
Aunque parezca una paradoja, en países como Ecuador, la desnutrición y la obesidad coexisten, y ambas pueden ser consecuencia de la inseguridad alimentaria.
El titular de la Secretaría Ecuador Crece sin Desnutrición Infantil, Erwin Ronquillo, dice que el Gobierno invertirá USD 330 millones este año para reducir la desnutrición crónica infantil, que golpea a uno de cada tres niños menores de dos años de edad.
Inseguridad alimentaria en la región
Ecuador es el tercer país de la región con mayor prevalencia de inseguridad alimentaria. Los datos de la FAO muestran que solo Argentina y Perú tienen peores indicadores.
En Argentina, por ejemplo, el 37% de sus habitantes tiene dificultad para acceder a alimentos, cifra que en Perú asciende al 50,5%.
En el otro extremo aparece Chile, en donde solo el 17,4% sus ciudadanos afronta alguna barrera para conseguir alimentos.
La FAO dice que la meta de erradicar el hambre y la inseguridad alimentaria en 2030 está cada vez más lejos, pues el número de personas que no tienen recursos para acceder a una dieta nutritiva aumenta cada año.
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