Visiblemente consternados, decenas de simpatizantes, familiares y amigos del candidato a la presidencia Fernando Villavicencio se reunieron en los exteriores de la clínica de la mujer, al norte de Quito, la noche del miércoles 9 de agosto, tras confirmarse el asesinato del exlegislador.

En medio del tiroteo, casi una decena de personas más resultaron heridas, entre ellos una candidata a asambleísta, Gisela Molina, y dos policías.

El presidente Guillermo Lasso, después de una reunión del gabinete de seguridad y las máximas autoridades del Estado, dijo, en la madrugada del 10 de agosto, que el asesinato de Fernando Villavicencio podría tratarse de un intento de sabotear las elecciones extraordinarias del 20 de agosto.

Además, el primer mandatario decretó duelo nacional por tres días y un nuevo Estado de Excepción en todo el país por 60 días, por grave conmoción interna.

Por su parte, la presidenta del Consejo Nacional Electoral, Diana Atamaint, repudió el asesinato y ratificó que la fecha de las elecciones y todo el calendario de actividades se mantienen inalterables y aseguró que las fuerzas del orden incrementarán la seguridad en todos los recintos electorales.