Ecuador se ha convertido en el país más inseguro de la región. El número de homicidios intencionales se ha incrementado de 959 entre enero y diciembre de 2016 a 6.530 entre enero y octubre de 2023.
Esta cruda realidad se vuelve aún más dura al revisar los datos del Ministerio del Interior por rango de edad.
Entre enero y octubre de 2023 han sido asesinados 770 niños, niñas y adolescentes (NNA) y 2.533 jóvenes. Eso representa el 50,6% de los homicidios intencionales del año.
Los homicidios intencionales de NNA aumentaron en 76,8% en 2021, 138,9% en 2022 y 62,8% hasta octubre de 2023. Mientras que el caso de jóvenes esta variación fue del 118,4%, 118,1% y 35,7% en los mismos periodos.
La inseguridad se ha tomado el país, con violencia generalizada fruto de la presencia de organizaciones criminales transnacionales, de la ausencia de Estado y de la corrupción.
La falta de oportunidades para las personas jóvenes y de protección para la niñez y la adolescencia los convierte en las principales víctimas, afectando el presente y condenando el futuro.
Superar esta situación requiere entender la importancia de la política pública. No sólo de seguridad (fuerza pública) y justicia (judicialización y rehabilitación), sino por sobre todo de garantizar derechos, proteger a los niños y niñas, promover el acceso y permanencia en educación, asegurar la cobertura de necesidades básica y oportunidades de trabajo en condiciones dignas.
La paz no es sólo la ausencia de guerra, sino la superación de la pobreza y todas las formas de exclusión y descarte.
Las opiniones expresadas por los columnistas de PRIMICIAS en este espacio reflejan el pensamiento de sus autores, pero no nuestra posición.
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