En 2022 se registraron 412 muertes violentas de mujeres, incluyendo las tipificaciones de asesinato, femicidio, homicidio, sicariato y violación con muerte.
Esta cifra muestra un crecimiento del 81,5% en comparación con las 227 muertes violentas de mujeres registradas en 2021, según datos del Consejo de la Judicatura.
Las provincias con el mayor número de muertes violentas de mujeres fueron Guayas (171), Manabí (39), Esmeraldas (33), Bolívar (33), Pichincha (21) y Santa Elena (19).
La muerte violenta es la manifestación extrema de la violencia. La violencia contra las mujeres va en aumento en Ecuador.
Hay menos, hay muchas menos, y el Estado no hace nada.
El Ministerio de la Mujer y Derechos Humanos, que cuenta con la Subsecretaría de Prevención y Erradicación de la Violencia contra las Mujeres, Niñas, Niños y Adolescentes, es la entidad responsable de prevenir y erradicar todo tipo de violencia contra las mujeres.
El presupuesto inicial de esta cartera de Estado en 2022 fue de USD 21 millones, hasta final de año se redujo a USD 16,8 millones, y apenas se ejecutaron (devengaron) USD 13,8 millones. Una ejecución del 66% del presupuesto inicial.
La violencia contra las mujeres subió, pero se asignó menos presupuesto para prevenirla y erradicarla.
Para 2023, el presupuesto inicial de este ministerio fue de USD 11,9 millones. A la fecha se encuentra un codificado de USD 17,5 millones, con ejecución (devengado) de USD 3 millones.
Hasta el 19 de febrero de este año ya se registran 56 muertes violentes de mujeres, si se mantiene esa tendencia el año terminaría nuevamente con alrededor de 416 muertes de mujeres.
Como lo dice el Perfil Nacional sobre Igualdad de Género de Ecuador, recientemente publicado por ONU-Mujeres, la violencia contra las mujeres es el reflejo de las desigualdades.
Erradicar la violencia demanda medidas integrales, como las que se señalan en el documento mencionado. Para que estas medidas se implementen se necesita voluntad política y asignación de recursos.
Ante la inacción del Estado, hay que movilizarse para exigir respuestas.
Plegar a la marcha del 8 de marzo, por el Día Internacional de la Mujer, es deber de toda persona que busca una sociedad justa en la que se pueda vivir en paz.
Las opiniones expresadas por los columnistas de PRIMICIAS en este espacio reflejan el pensamiento de sus autores, pero no nuestra posición.
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