El régimen de los clérigos chiítas, que es una teocracia medieval opresiva y represiva, será, según parece, el único ganador del conflicto que estalló el 7 de octubre, cuando Hamás -el movimiento de resistencia islámica dirigido por Ismail Haniyeh y que controla la franja de Gaza desde 2007- atacó a Israel por aire, mar y tierra en un operativo relámpago de extrema crueldad que en pocas horas causó más de 1.000 muertos.
Y, sobre todo, dejó al descubierto las antes desconocidas vulnerabilidades defensivas israelíes. Eso ocurrió precisamente cuando Israel se aprestaba a consolidar su posición geopolítica mediante un acuerdo de amplio alcance con Arabia Saudita.
Jorge Ortiz, en su video-columna semanal, explica cómo -aunque no haya sido demostrado aún la participación iraní en el ataque de Hamás- Irán resultó ser el gran beneficiado.
Lo último