Parece que la cruzada del presidente de la LigaPro contra la piratería está en problemas. La ministra de Trabajo, para defender el Sí en la Consulta Popular, realizó un video para explicar las virtudes del trabajo por horas. Y en ese esfuerzo dejó en evidencia que tiene en su teléfono la aplicación de MagisTV, el servicio acusado piratear los partidos de la LigaPro.
Si una ministra de Estado se ha descargado MagisTV, ¿cómo pedir a la gente común y silvestre que no lo haga? También es posible que el video de promoción se haya hecho desde otro teléfono. Pero el resultado es el mismo: la Ministra sale asociada a la app.
Al parecer, de poco han valido las campañas para tomar conciencia de que esa aplicación no tiene los derechos de gran parte del contenido que ofrece, incluyendo el fútbol ecuatoriano.
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Tampoco asusta al usuario que la descarga de este tipo de apps expone al dispositivo a malware, virus y programas maliciosos. La gente alza los hombros y hace clic.
Una vez más, el problema de la piratería no se soluciona con apelaciones a la moral colectiva. La piratería solo puede ser derrotada cuando el producto legal es mejor que el pirata. Y el contexto de nuestro fútbol y de Ecuador en general no es precisamente positivo para ofrecer un producto óptimo.
Para ver fútbol en vivo, hay problemas de seguridad y también de costos. Además, existe amplísima oferta de otros espectáculos. La venta de boletos es un océano ensagrentado de competidores.
El streaming también se ha vuelto un problema para los ciudadanos, que deben desembolsar un buen dinero si quieren contar con absolutamente toda la oferta de películas, series y eventos deportivos. Eso incentiva el florecimiento de las apps como MagisTV y otras, que han reemplazado a ese vecino del barrio que vendía DVD piratas.
Salir de este enjambre es todo un reto porque la práctica de la piratería se volvió parte del paisaje, como lo demuestra el teléfono de la Ministra.
Las opiniones expresadas por los columnistas de PRIMICIAS en este espacio reflejan el pensamiento de sus autores, pero no nuestra posición.
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