Esta creencia se vincula a las tradiciones europeas de antaño, donde se piensa que el fogón es un portal de acceso para seres mitológicos.
Una de las imágenes más populares de la Natividad es Papá Noel bajando por las chimeneas de las casas para dejar los regalos la noche previa a la Navidad.
Acerca de esto, no hay una idea clara de dónde se originó por primera vez está leyenda que se mantiene viva a través de los años. Según el medio bestglitz.com, “Papá Noel, como lo conocemos hoy, existe solo desde el siglo XIX y se deslizó por primera vez en la chimenea en un libro de Washington, en 1812”.
Sin embargo, ese mito se relaciona con tradiciones europeas de antaño, donde se tiene la creencia de que el fogón es un portal de acceso para seres mitológicos.
En la tradición nórdica precristiana, por ejemplo, se tenía la idea de que Odín, considerado dios de todos los dioses, entraba a través de las chimeneas durante el solsticio para dar regalos a los niños, como agradecimiento por alimentar a su caballo Sleipnir.
En Italia, en cambio, se cree que la bruja Befana, también conocida como la bruja de Navidad, viaja cubierta de hollín y entra a las casas la noche anterior a la Epifanía, para dejar regalos a los niños en los zapatos o medias que dejan frente a la chimenea.
En Grecia se piensa que los duendes Kallikantzaroi llegan desde el día de Navidad hasta el 6 de enero para hacer desastres con la esperanza de arruinar la Navidad.
En el dogma primitivo a la chimenea siempre se la considera un lugar sagrado y una fuente de beneficencia hacia el mundo terrenal, pues desde hace mucho tiempo atrás existe la creencia popular de que elfos y hadas entraban a nuestro mundo a través de ese portal.